Punto de Inflexión

Columna del rector: Punto de inflexión

Una nueva oportunidad.

Paso a paso las cosas parecieran ir regresando a la normalidad. Salimos de la “última” ola y los números de afectados han bajado. En la medida en que más personas se vacunan, las comunidades adquieren confianza en la esperada inmunidad colectiva y se retoman varias de las actividades rutinarias. Sin embargo, aun sentimos las secuelas de la pandemia, que dejó huellas profundas y dista de dejarnos por completo. Además, reconocemos que todavía debemos ser prudentes, pues, pese a los cuidados, los casos siguen presentándose en nuestro entorno inmediato. No se puede bajar la guardia.

El último año nos ha demostrado con creces nuestra gran resiliencia y capacidad de adaptación al cambio. Hemos encontrado fórmulas para defendernos de la pandemia. Hemos sacado la casta, siendo creativos e innovadores, en respuesta a las exigencias de los tiempos. Teletrabajo, educación remota, comercio electrónico, comunicaciones virtuales, tecnología y varios ejemplos más son parte de nuestros nuevos repertorios. Es maravilloso lo que las personas, indistintamente de su edad o procedencia, han podido realizar. Revela su enorme potencial para aprender y de reinventarse. Nos demuestra que podemos examinar otras ideas, abrir nuevas puertas y contemplar otras posibilidades. La crisis también trajo cosas buenas.

Ahora, primero Dios, toca prepararnos para retomar nuestras vidas “como estábamos acostumbrados”. Ojalá que, en ese camino de regreso a nuestras rutinas y tradiciones, no borremos del escenario aquello que aprendimos y que nos hizo ser mejores. La magia consistió en haber convertido la crisis en una gran oportunidad. Nuestra flexibilidad e ingenio nos permitieron encontrar salidas y soluciones creativas para no quedarnos estancados o perdidos. Ese “chip”, que nos permitió atrevernos a explorar otras opciones, ver otras aristas y que, en última instancia, nos ayudó a salir adelante, no debe ser inactivado.

El coronavirus es apenas una de las pandemias que enfrentamos. Nuestra sociedad ha mostrado muchas dificultades para ponerse de acuerdo y trabajar con una visión común, por una causa compartida. El afamado distanciamiento social de los últimos meses solamente ha tenido una connotación distinta, pues ahora nos impidió estar cerca de nuestros seres queridos y de las personas con quienes usualmente compartimos. Lamentablemente, la inercia, la polarización y la falta de voluntad nos mantienen separados y confrontados. La crisis reciente de salud nos hizo salir del cascarón y reinventar nuestro mundo en múltiples dimensiones. “Tú me cuidas”, “yo te cuido”. Este llamado nos recordó que estamos interconectados, que nuestras actuaciones repercuten en los demás y que sumando fuerzas logramos mejores resultados. Lo mismo aplica a las demás pandemias.

Aun sentimos con fuerza el testimonio de ser capaces de hacer las cosas de otra forma, de ver al mundo con un cristal distinto y de trabajar juntos, con tolerancia y solidaridad, para enfrentar los retos. La presión nos hizo ser más maleables, tolerantes, responsables y abiertos. Nos permitió cambiar y ser mejores. Ahora, en el regreso a la normalidad, transfiramos esas lecciones aprendidas a lo que se avecina. Apartémonos de la ruta que nos mantiene fragmentados y encontremos espacios para relacionarnos, comprendernos y aportar unidos a una mejor comunidad. No olvidemos el llamado a “cuidarnos los unos a los otros”. Que la chispa del ingenio y nuestra fuerza interior no se extingan. Aprovechemos este punto de inflexión en la construcción de una mejor Guatemala.

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Jorge Luján Muñoz, indagador permanente de la historia de Guatemala

Last modified: 01/06/2021

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