Las escuelas son un sitio de aprendizaje e inspiración
Las cifras presentadas por el Ministerio de Educación al finalizar el ciclo escolar pasado indicaban que se había logrado llegar a 193 días de clase. Este dato ha sido objeto de discusión, pues otros grupos y entidades indican un número ligeramente menor de días de clase. Por ejemplo, Empresarios por la Educación, que ha monitoreado el tema por varios años, reportó un promedio de 186 días de clase en 2019. Además, nos alertan acerca de varios centros y algunos departamentos que aún no logran el mínimo. Pese a ello, lo cierto es que unos cuantos días más o unos pocos menos, el año pasado finalmente se logró acercarse o superar los 180 días de clase que establece la ley. Este es un hito importante en el Ministerio de Educación, el cual el ex ministro Oscar Hugo López deja como un legado importante a la Licda. Claudia Ruiz de Estrada en el comienzo de su gestión al frente del despacho ministerial. No se trata solamente de cumplir con un requerimiento formal. La evidencia demuestra que la efectividad de nuestros establecimientos educativos y la calidad de la educación se ven influenciadas de manera directa por algunas variables, entre las cuales destaca el número de días efectivos de clase. Por ello, la agenda educativa debe priorizar este tema. Debemos seguir avanzando en esta dirección y mantener abiertos los establecimientos educativos más tiempo, dedicar más horas de cada jornada a la educación y, sobre todo, lograr que cada centro escolar se plantee una ruta de mejora del servicio que ofrece a los estudiantes, a su comunidad y al país.
Mantener abiertas las escuelas 180 días o más al año, inclusive lograr que el ciclo escolar supere los 200 días, es algo que todos debemos respaldar. Sin embargo, es importante aclarar que las escuelas no son guarderías. Ampliar el número de días de clase implica hacer un esfuerzo constante para garantizar el aprovechamiento del tiempo para actividades de aprendizaje. Esto nos llama con urgencia a replantearnos los espacios y la agenda educativa, de forma tal que aseguremos que una mayor permanencia en la escuela incida en que los niños y jóvenes alcancen su máximo potencial. Por ello, se deben incrementar los esfuerzos para plantear nuevas estrategias, idear modalidades innovadoras y metodologías y evaluar la calidad de la educación. Aunque lamentablemente en años recientes no ha habido un seguimiento constante al desempeño de los estudiantes de primaria, las pruebas aplicadas anualmente a todos los graduandos evidencian el largo camino que tenemos por delante. Los resultados muestran que la mayoría de nuestras mejores cartas, aquellos jóvenes que han superado todos los escollos hasta llegar al último año de secundaria, no cuentan con competencias mínimas de matemática y lectoescritura. Esto no debe ser admitido. Es importante apreciar la valiosa plataforma que nos brinda el haber superado los 180 días de clase. Que los proyectos educativos institucionales incluyan de manera protagónica planes de mejora de la calidad de la educación, que giren en torno al aprendizaje de las ciencias, la matemática, las humanidades y las artes, al fortalecimiento del desempeño docente, la realización de acciones de investigación acción, la incorporación de nuevas tecnologías y la inclusión de las mejores prácticas educativas. Esto hará que el contar con más días efectivos de clase se constituya en el mejor activo de nuestro sistema educativo.
El Presidente Alejandro Giammattei se ha comprometido públicamente con respaldar la educación y darle un lugar protagónico en la agenda de gobierno, lo cual es un mensaje muy halagüeño para nuestra sociedad. En el inicio de este ciclo escolar deseo a la Ministra de Educación y a su equipo de trabajo una exitosa gestión en este campo que es fundamental para el futuro del país.
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