Formando agentes de cambio.
Durante una reciente capacitación docente en la Universidad del Valle de Guatemala pregunté a los participantes cuál era su fuente de inspiración para ser educadores. Quienes hemos sido maestros sabemos que es una profesión que brinda enormes satisfacciones, pero que a la vez es muy demandante. Formamos una nube de palabras con las respuestas recibidas. La misma habla de papás, Guatemala, maestros, modelaje, futuro, creatividad y crecimiento, entre otras.
Para muchos, la motivación para convertirse en educadores fue el ejemplo recibido de sus propios mentores. Angelika comenta que el mejor profesor que ha tenido fue su profesor de química, física y matemática, alguien muy estricto, de quien aprendió a analizar, razonar y sintetizar. Nancy desea ser como los buenos maestros que tuvo. Diego piensa en aquellos docentes que abrieron su camino para llegar a donde está en la actualidad. Maricruz señala que su inspiración es una docente de biología que hizo la diferencia, pues no solo les veía como estudiantes, sino como personas. Angie comenta que un buen docente de computación hizo que cambiara de carrera. Como docentes podemos ayudar a los estudiantes a descubrir talentos e intereses que no sabían que tenían. Karin comenta que Luis, un maestro que tuvo en primaria, fue de quien aprendió a amar la docencia, así como entender la importancia de brindar un ambiente seguro, de confianza y respeto en el aula.
Varios encontraron en sus propios hogares la fuente de su vocación, habiendo aprendido del trabajo realizado por sus propios papás. María Isabel indica con orgullo que su familia paterna es de educadores. Rony destaca la figura de su abuelo, un renombrado profesor y director de escuela normal, así como de su papá, quien ha sido catedrático universitario. Isabel indica que creció viendo la enseñanza como algo normal en su familia y reconoce el legado espiritual, educativo y cultural de sus padres. José Antonio identifica a su papá como el mayor ejemplo a seguir. A Adrián le inspira la dedicación y profesionalismo de sus colegas.
Otros encuentran la energía en lo que la educación hace en la vida de las personas. Víctor Hugo ve cómo la educación cambia a las personas para bien, permitiendo un mejor futuro, en especial a los más necesitados. Manuel reconoce el desarrollo personal de los estudiantes. Pedro mira cómo su labor ayuda a formar profesionales que cambiarán el mundo. Ingrid ve que la educación genera un cambio positivo, que deje una huella en el largo plazo. René y Ana Silvia se conmueven con la mirada de sorpresa y satisfacción de los estudiantes al lograr algo que antes no habían podido hacer. Darwin celebra cuando sus alumnos ponen en práctica lo aprendido. Zaida destaca como su labor ayuda a sus alumnos a maravillarse de cómo se ve y comprende el mundo a través de la ventana de la ciencia.
Varios profesores resaltan la forma en que la educación contribuye al progreso de los pueblos. Desde la Costa Sur, Fernando habla del sueño de ver una Guatemala diferente, preparada, con personas competitivas, creciendo en todos los ámbitos. Estudiar despierta sueños, permiten ver oportunidades, comenta. Gamaliel resalta la construcción de un mejor país. A Ana Luisa le gusta compartir con jóvenes que trasmiten su alegría, entusiasmo, sus penas y miedos. Su labor contribuye con un granito de arena al desarrollo de ellos y, con esto, al futuro del país.
Finalmente, algunos señalaron lo que ser docente causa en ellos mismos. Fernando habla de su deseo de aprender y crecer en su campo de estudio. Carmen conserva la capacidad de asombrarse y de disfrutar nuevos aprendizajes. Ángel advierte que la docencia estimula la curiosidad y su creatividad. Hay muchos motivos para dedicar la vida a una profesión extraordinaria.
