Angélica Morales, el verdadero ejemplo de un agente de cambio

Angélica Morales, el verdadero ejemplo de un agente de cambio

“El aprendizaje es un tesoro que sigue a su propietario durante toda la vida”, esa es una de las frases que cambió la vida de Angélica Morales, una sololateca que, gracias a su pasión por la educación, su perseverancia y su esfuerzo, llegó a representar a miles de niñas en el mundo. Aunque su camino no ha sido fácil, con una sonrisa en el rostro y una mirada visionaria, Angélica es un claro ejemplo del poder que tiene la educación para sacar a la luz a nuestros verdaderos agentes de cambio. 

Una mujer que nació para brillar

Angélica y sus padres. Fotografía: Theodore Nig

Hija de padres agricultores, Angélica es la cuarta de seis hermanos. Su niñez se remonta a la aldea las Canoas Bajas, en San Andrés Semetabaj, Sololá. Allí asistió a la escuela en donde, desde muy pequeña, sobresalió por su interés y su buen desempeño académico. Al llegar a sexto primaria se encontró con un obstáculo para continuar estudiando: la aprobación y apoyo de sus padres para continuar en el camino de la educación.

El padre de Angélica nunca fue a la escuela, su mamá llegó hasta segunda primaria y ninguno de sus hermanos aspiró a un nivel académico mayor; razones suficientes para que Angélica no continuara estudiando.

“Mis maestras me preguntaban que en donde quería estudiar y yo les decía que en cualquier lado, yo solo quería seguir estudiando, pero mis papas no estaban de acuerdo”.

Fotografía: Sarah Kuszcelewicz

Fotografía: Sarah Kuszcelewicz

Al notar su talento e ilusión por seguir adelante, las maestras de Angélica hablaron con sus padres sobre la asociación MAIA, la cual apoya a niñas talentosas a continuar estudiando. Fue así como Angélica no perdió la esperanza de continuar y logró ser una de las beneficiarias del programa.

Empeño y talento

Tras estudiar primero y segundo básico, Angélica conoció a los fundadores de la asociación, quienes quedaron encantados con su actitud por seguir estudiando, sus notas y su interés por estudiar el idioma inglés. Al notar su talento, optaron por brindarle una beca para estudiar en un colegio internacional y, sin dudarlo, ella aceptó.

Con el paso del tiempo, los padres de Angélica comenzaron a apoyarla y notaron la importancia de la educación para un futuro mejor. “Sigan estudiando porque eso es algo que nadie ni nada podrá quitárselos, ese es un beneficio solo de ustedes”,  son algunas de las palabras de sus padres actualmente.

Durante todo ese tiempo mis padres recibieron charlas sobre la importancia de la educación y después de un año noté un cambió en ellos. Mi papá y mi mamá comenzaron a preocuparse por mi educación, por la de mis hermanos y ahora incentivan a nuestros vecinos, familia y amigos a que sus hijos estudien.

“No puedo”, no es una opción

Angélica en la ONU. Fotografía: Djellza Plautani

Cuando Angélica entró a su nuevo colegio encontró otro nuevo reto: aprender a hablar el  idioma inglés. Todos sus compañeros no hablaban español y todas sus clases eran en ingles, eso fue algo que, por momentos, la hacían dudar de su permanencia en el colegio.

“Algo que me ayudó mucho fue recordar lo que quería, recordar mis metas y escuchar música en inglés, leía cuentos de niños en inglés y poco a poco fui entendiendo más. También me ayudó mucho saber hablar kaqchiquel”.

En 2016, Angélica tuvo una oportunidad que la llevó a cruzar fronteras y así representar a sus compañeras becadas en el evento anual del programa en Estados Unidos. Al estar en el Estado de Colorado, Angélica conoció a alguien que le habló de un programa de liderazgo al que asistían jóvenes de diversas partes del mundo.

Al investigar más, notó que dicho programa tenía un costo bastante alto, sin embargo, su enorme interés la llevó a aplicar por una beca. Días después, recibió la noticia de haber sido aceptada dentro del programa de 10 días en Nueva York con 30 jóvenes de todo el mundo.

“Durante esa experiencia pude conocer diversas perspectivas sobre un mismo tema, porque cada uno de nosotros la vivía de distinta manera”.

La primera de su familia en ir a la universidad

Angélica y sus compañeros de Bioquímica y Microbiología realizaron una feria científica en Sololá, con el fin de compartir sus conocimientos con niños.

Al llegar al último año de bachillerato Angélica debía tomar una decisión muy importante: ¿qué estudiar en la universidad? Al contar ya con el apoyo de su familia, comenzó con la búsqueda de carreras y universidades.

Debido a los problemas que Angélica veía en su comunidad, decidió buscar universidades en donde pudiera estudiar la carrera de Bioquímica y Microbiología y fue allí en donde encontró a la Universidad del Valle de Guatemala (UVG). De nuevo, el reto de buscar oportunidades para poder estudiar comenzó. En esta ocasión UVG y Fondo Quetzal apoyaron a Angélica para continuar estudiando.

“Para mí, estudiar en Guatemala en una universidad privada era algo imposible. Pero encontré oportunidades, que siempre hay, solo es de buscarlas”.

Todo estaba listo para que Angélica entrará a la universidad. Sin embargo, preguntas como: ¿en dónde voy a vivir? ¿cómo me voy a movilizar? ¿qué bus debo tomar si un día quiero regresar Sololá?, estaban en la cabeza de Angélica todo el día. Sabía que no podía quedarse con todas esas dudas y su corazón aventurero la hizo tomar la decisión de viajar sola, sin conocer nada, a la ciudad de Guatemala.

Angélica tomó un bus a las 4 de la mañana y decidió descubrir cómo llegar a la universidad y buscar un lugar donde vivir. Para ello, tuvo que caminar varias cuadras, pedir indicaciones y confiar en que todo valía la pena con tal de conocer y planificar su futuro.

“Entré a la camioneta y dije: el chofer conoce. Confié en que podía llegar”.

La oportunidad de representar a las niñas y mujeres del mundo

Tras adaptarse a un nuevo lugar donde vivir, nuevas amistades y un ritmo académico distinto, Angélica fue invitada a participar en un panel sobre la declaración de los derechos de las niñas. Ella, junto a cinco mujeres de distintos países del mundo crearon una lista con los 10 derechos más importantes de las niñas, la cual se entregó a la Directora Ejecutiva de Naciones Unidas de ONU Mujeres.

El poder viajar al extranjero le han permitido ver las ventajas de un país con desarrollo y trasladar eso a su entorno. Por eso, Angélica es una mujer indígena maya que se ha convertido en una referente de la educación y el liderazgo.

Actualmente, Angélica continúa estudiando en UVG para que en un futuro pueda abogar por la salud de su comunidad y de su país. Ahora busca que muchas mujeres conozcan de la metodología STEAM y puedan desenvolverse en estas áreas, sobre todo, espera poder ayudar a más mujeres a encontrar oportunidades educativas y así puedan salir adelante.

El sueño más grande de nuestra activista es encontrar un trabajo que la ayude a crear un cambio en su país y que con ese sueldo pueda apoyar a las organizaciones que la impulsaron a crecer y a confiar en la magia de la educación, para que así, mientras más mujeres puedan aportar, el cambio sea mucho más grande.

“Quiero devolver todo ese apoyo que a mí me dieron”.

Angélica es un claro ejemplo de que no importa de donde vengamos, con voluntad, perseverancia y preparación todo es posible. Por último esta joven soñadora nos deja un gran mensaje y es a no rendirnos, como ella misma dice: “A veces uno mira lo que le falta y siente que es mucho, pero justo allí es necesario ver hacía atrás y valorar lo que hemos logrado, eso nos dará fuerza para seguir nuestros sueños”.

Te podría interesar:

Cárolin Ovalle, un espíritu emprendedor y humanitario

Andrés Novales: “Cuando estoy en la selva, soy solo yo, mi cámara y los animales”

Sofía Cabrera y el camino hacia el sueño de competir en los juegos olímpicos

 

Last modified: 19/03/2020

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *