Gran equivocación
Nuestro mundo cambió súbitamente. Este estilo alterno de vida conlleva centros comerciales cerrados, no tener transporte público ni vuelos aéreos, vacaciones suspendidas, estadios vacíos, eventos cancelados, reuniones virtuales, trabajo remoto y estudio desde casa. Sin embargo, todo obedece a una razón justificada. Está más que demostrado que las medidas de aislamiento y distanciamiento social se hallan entre las más eficaces para contener la acelerada propagación del coronavirus, el cual aprovecha cualquier medio para esparcirse. Se multiplica silenciosamente. Las personas contagiadas sirven de vehículo para transmitirlo, incluso cuando ellas no presentan ningún síntoma de la enfermedad. Distanciándonos momentáneamente logramos combatir al Covid-19. No es una disposición arbitraria o caprichosa.
Lamentablemente, luego de dos semanas de encierro, parece ser que la medida está siendo relativizada, tergiversada u obviada. Muchos no se dan cuenta sobre la urgencia de ser cautos y de cuidarnos los unos a los otros. Demasiados han interpretado la instrucción a su conveniencia o simplemente no quieren hacer caso. Algo extraño sucedió este lunes, luego del aviso sobre las acciones gubernamentales para la contención del coronavirus, incluida la ampliación del toque de queda hasta el 12 de abril. Fue como que a muchos les hubieran soltado la correa. Aglomeraciones en supermercados y bancos, salones de belleza y barberías con numerosa clientela y cientos de carros varados en el tráfico a las cuatro de la tarde denotan que la población, incluso la mejor instruida e informada, no entiende la seriedad del asunto. Además, no ser constantes puede traer serias ramificaciones. Si no todos respetamos la cuarentena, el tiempo que hemos permanecido encerrados no contará y será en balde, pues de haber un repunte de la epidemia, habremos de partir de cero, lo que sólo prolongaría la crisis. Salir de casa sin un motivo justificado y no respetar el toque de queda es una gran imprudencia, que podría no sólo afectar a los involucrados, sino tener secuelas inmensas. Se trata de un asunto de vida o muerte. La medida busca prevenir que la pandemia cobre más terreno, afecte a muchas más personas y paralice aún más la economía. Solamente salga si debe atender un asunto impostergable. Es preciso que comprendamos que el horario en que no está vigente el toque de queda no es un período sin restricciones. No es tiempo para ir de paseo, para visitar parques o centros turísticos, de hacer compras irrelevantes o encontrarse con amigos. Todos debemos colaborar para que la estrategia de distanciamiento social de resultados. #QuédateEnCasa.
Los testimonios que surgen de los países más severamente golpeados son más que elocuentes. Narran la historia de aquellos pueblos que dieron la espalda a las recomendaciones. Continuar haciendo su vida normal y pretender que nada pasaba les ha costado muy caro. Hoy se arrepienten de no haber reaccionado a tiempo. El no haber actuado cuando debían les ha acarreado nefastas consecuencias. Han visto cómo el coronavirus se propagó exponencialmente, alcanzando a cientos de miles de sus compatriotas, haciendo sucumbir a los más frágiles y provocando el colapso de sus servicios de salud, así como la muerte de miles de personas. Vaticinan un lento proceso de recuperación, con enormes consecuencias económicas. En buena parte, por no haberse encerrado. El distanciamiento social es imperativo. Quienes tienen que salir por una razón plenamente justificada, deben ir debidamente protegidos, portando una mascarilla y observando las medidas sanitarias recomendadas. Tú me cuidas, yo te cuido. Sólo saldremos adelante cooperando y estando unidos para combatir la pandemia. Los resultados dependen de que estemos en sintonía y en que todos sigamos instrucciones. Si usted puede quedarse en casa, hágalo, por favor.
