En Universidad del Valle de Guatemala (UVG) puedes estudiar Ingeniería Química o Ingeniería Química Industrial. Pero, ¿Cuál es la diferencia entre ambas? Astrid Cermeño y Andrés Paz, estudiantes de sexto año de Ingeniería Química Industrial en UVG, nos cuentan, desde su experiencia, qué los llevó a elegir esta carrera y por qué la recomiendan.

Astrid Cermeño.
La curiosidad que mueve el mundo
Cuando estaban en bachillerato, Astrid pensaba en estudiar la carrera de Medicina o incluso estaba enfocada en otra ingeniería; mientras que Andrés sabía que le fascinaban las ciencias, pero no tenía una carrera definida. Lo que ambos compartían era una gran curiosidad por entender cómo funciona el mundo.
“Yo soy una persona muy curiosa”, cuenta Astrid. “Quería explorar diferentes áreas… y fue justo un catedrático del Departamento de Ingeniería Química Industrial quien me orientó y me explicó todas las posibilidades que ofrece la carrera. Me encantó su versatilidad”.
Andrés, por su parte, recuerda que fue durante una visita a UVG que todo cobró sentido: “Me ofrecieron una carrera donde aprendería de todo: matemática, física, química, biología. Eso era justo lo que buscaba. Lo académico siempre me apasionó y esta carrera me enseñó cómo funciona el mundo, literalmente”.
Habilidades y pensamiento crítico
Seis años después de ingresar a UVG, ambos destacan la formación integral que han recibido y cómo la Ingeniería Química Industrial los ha preparado para diversos retos. “Lo que más me gusta es la versatilidad”, afirma Astrid. “No nos encasillan en una sola línea. Podemos orientar nuestros conocimientos hacia distintas áreas: alimentos, petróleo, cosmética, seguridad industrial, entre muchas otras”.
Andrés agrega que lo más valioso que ha aprendido es a resolver problemas: “La carrera te da herramientas de pensamiento crítico. Por ejemplo, conceptos como el balance de masa no solo se aplican a procesos industriales, sino también a temas económicos. Se trata de entender cómo ingresa una materia, cómo sale un producto y cómo optimizas”.
Tanto Astrid como Andrés coinciden en que todo el conocimiento lo refuerzan y aplican en el Laboratorio de Operaciones Unitarias, del Departamento de Ingeniería Química Industrial, ubicado en el Edificio E, del Campus Central UVG. El laboratorio tiene capacidad para realizar 25 procesos con más de 100 equipos que lo hacen el laboratorio más grande para estudiar Ingeniería Química.

Andrés Paz.
¿Por qué Industrial?
Según indican, ambos decidieron dar el paso adicional y extender un año más su formación para obtener el título de Ingeniero Químico Industrial, una decisión que describen como estratégica.
“No es solo un año más, es un plus”, explica Astrid. “La industria se mueve por rentabilidad. Podemos investigar temas muy interesantes, pero debemos saber si son viables económicamente”.
Andrés concuerda: “Ese balance entre lo técnico y lo administrativo es clave. Hemos trabajado en proyectos con Colgate y Panifresh donde aplicamos lo aprendido para optimizar procesos reales, simulamos tiempos, propusimos mejoras. Saber cómo funciona un proceso y al mismo tiempo evaluar su impacto económico nos prepara para la industria”.
Aprender haciendo
Gracias a su formación, ambos han tenido oportunidades profesionales para aplicar sus conocimientos. Astrid trabaja en CMI, en el área de Seguridad Industrial, una rama que le apasiona y que descubrió gracias a un curso universitario. “Antes creía que era solo ponerse casco y tener cuidado”, comenta de forma graciosa. “Pero entendí que hay una percepción del riesgo muy compleja en Guatemala y me motiva poder generar cambios en ello”.
Andrés, por su parte, mantiene abiertas sus opciones. “La carrera me permite ir hacia muchas direcciones. Me siento preparado para lo que venga”. Está próximo a graduarse y luego iniciará su búsqueda para ingresar al mercado laboral.
Más allá del aula
Ambos estudiantes han formado parte activa de la Vida Estudiantil en UVG. Astrid fue presidenta de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería Química Industrial en 2023, mientras que Andrés fue vocal de la AEUVG y miembro del Club de Baloncesto.
Además, son beneficiarios del programa de Becas Potencia-T. Esta es una opción de ayuda financiera que otorga el 30% de beca a estudiantes que destacan por su rendimiento académico en sus respectivos colegios. Además, es una forma de atraer talento científico, tecnológico y educativo.
Eso sí, la carrera exige mucho tiempo y organización, según afirma Astrid. “No es fácil, pero los resultados valen la pena”. Andrés añade: “Es una inversión de tiempo, esfuerzo y mente abierta. Hay que estar dispuesto a aprender conceptos complejos, pero también a sorprenderse con cómo todo se conecta. El resultado es una nueva forma de ver el mundo”.
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