Desde el año 2000, el Centro de Estudios en Salud (CES) de Universidad del Valle de Guatemala (UVG) ha participado en investigaciones pioneras que estudian el impacto de la contaminación del aire intradomiciliaria en la salud materna e infantil. Uno de los proyectos más ambiciosos de esta trayectoria es HAPIN (Red de Intervención en la Contaminación del Aire en el Hogar, por sus siglas en inglés).
El proyecto HAPIN, financiado por los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. y coordinado por la Universidad de Emory y la Universidad de Georgia, contó con la participación de UVG como socio implementador en Guatemala, junto con universidades y centros de investigación en India, Perú y Ruanda. En Guatemala, se trabajó en 17 comunidades del departamento de Jalapa, seleccionadas por su alta dependencia de leña como combustible para cocinar.
Un ensayo de referencia mundial
HAPIN fue un ensayo clínico controlado y aleatorizado que dio seguimiento al desarrollo de niños desde el embarazo de su madre hasta el primer año de vida. La iniciativa midió los efectos de la exposición al humo en etapas críticas del crecimiento. Se reclutaron 800 hogares en Guatemala (de los 2,000 totales en los cuatro países), en los que se implementó una intervención basada en la provisión de estufas de gas licuado de petróleo y combustible, garantizando su disponibilidad continua.
Los resultados han confirmado hallazgos de estudios anteriores, en varios de los cuales ha participado UVG, y relacionados con mejores desenlaces en términos de peso al nacer, aunque no disminuyo los casos de neumonía en bebés, al minimizar la exposición al humo, aunque le estudio fue impactado por la pandemia de COVID-19. Además, se investigó el impacto en la presión arterial de mujeres adultas mayores y el desarrollo infantil medido por indicadores de talla y peso.
Tecnología e innovación al servicio de la salud
Uno de los aspectos más innovadores de este proyecto fue el uso de dispositivos ECM (Monitores de concentración de micropartículas en niños, por sus siglas en inglés), desarrollados por RTI International con financiamiento de la Fundación Bill & Melinda Gates.
Los equipos, del tamaño de un teléfono celular, permiten medir con precisión las partículas inhaladas por las personas. Las madres de los participantes llevaron por 24 horas estos aparatos, en seis periodos críticos durante el embarazo (3) y primer año de vida del niño (3) para obtener datos reales de exposición. La tecnología, que no está disponible comercialmente, ha sido clave para validar la eficacia de la intervención.
Un estudio que acompaña desde antes de nacer
El diseño de la investigación contempló el estudio de mujeres en su primer o segundo trimestre de embarazo (entre 9 y 20 semanas de gestación). Eso garantizó el análisis de los efectos del humo en el desarrollo fetal. Posteriormente, se dio seguimiento trimestral hasta el primer año de vida de los bebés, incluyendo mediciones de salud respiratoria, crecimiento y desarrollo cognitivo.
Además, una cuarta parte de los hogares incluía a mujeres adultas mayores, lo que permitió estudiar efectos adicionales del humo en la presión arterial. Además, destaca el enfoque integral del proyecto, el cual tiene una visión intergeneracional.
Alianzas de impacto
El éxito del proyecto HAPIN ha sido posible gracias al trabajo colaborativo con instituciones de prestigio internacional, como la Universidad de Emory como líder del proyecto, Universidad de California en Berkeley, Universidad Johns Hopkins, Universidad de Georgia, RTI International y la Fundación Bill & Melinda Gates. Además, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala apoyó el proyecto.
Si deseas más información sobre el proyecto HAPIN y el trabajo del Centro de Estudios en Salud (CES-UVG), haz clic en el enlace.
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