Crecer o morir

Inician Clases

“Nunca existe el momento adecuado para hacer lo incorrecto, ni tampoco existe un momento equivocado para hacer lo correcto.” (Louis Holtz)

Hay personas cuya presencia no pasa desapercibida, sino, por el contrario, cuyo paso deja una profunda huella. Queda indeleblemente marcada en la vida de quienes les rodean y en la historia de las instituciones. Una de ellas es el entrenador y comentarista deportivo Louis Leo Holtz, personaje que dirigió una de las épocas de oro del equipo de futbol americano de la Universidad de Notre Dame. Su liderazgo en dicha prestigiosa casa de estudios, así como en otras universidades, contribuyó a llevar a cuatro de los equipos que entrenó a situarse entre los mejores del país. Su trayectoria hizo que en el 2008 fuera electo al Salón de la Fama del Fútbol Americano Universitario. Recientemente vi un video con un mensaje que él dio cuando recibió un doctorado honorífico en la Universidad Franciscana de Steubenville, en Ohio.  Un resumen aparece en el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=0wMmcoPTmAs.  El orador compartió algunas reflexiones sobre su vida, de extracción muy humilde, pero en el seno de un hogar donde se valoró inmensamente el valor de la educación y se insistió en que solo uno es responsable de sus actos. Comenzó indicando a los graduandos que, al hablarles, él partía de que ellos querían ser profesionales exitosos, buscaban tener una buena vida personal, les gustaría sentirse necesitados por alguien y seguros de su futuro y que deseaban ir al cielo. Esas premisas son importantes, pues para tener éxito en una arista de la vida, no se tiene que sacrificar ninguna de las otras.  Ser un profesional exitoso no conlleva desdeñar la vida familiar o abandonar los principios espirituales. Como Holtz les recordó, la vida no tiene que ser complicada.  “Apenas hay siete colores en el arcoíris y Miguel Ángel hizo maravillas con ellos. Sólo hay siete notas musicales y hay que apreciar lo que Beethoven produjo con ellas”, señaló. La magia es encontrar un equilibrio que conjugue armoniosamente la fe, el compromiso y el amor.

En su intervención, el Dr. Holtz presentó varias reflexiones. Acá resaltaré cuatro de ellas. La primera es que debemos evitar quedar estancados. A veces las vicisitudes, el temor al cambio, las comodidades o el triunfo nos disuaden de movernos y de que aspiremos a algo más. Lamentablemente, como el entrenador comentó, quedarnos quietos es apenas el inicio del declive: “Si tú no estás creciendo, estás muriendo.  Lo mismo aplica a un árbol, al matrimonio, a la grama, a un negocio o a una persona.”. Por ello, instó a los presentes a que el temor no los paralizara y a que la estabilidad no los sedujera nunca. Solo si continuamos la marcha, nos trazamos otras metas, buscamos otros paraderos e intentamos ser mejores podremos llegar a ser todo lo que podemos ser.  La segunda reflexión se refiere a las necesidades humanas. Comentó que solo necesitamos cuatro cosas en la vida: (1) algo qué hacer; (2) alguien a quién amar; (3) algo o alguien en qué creer; y, (4) algo que anhelar, deseos, sueños y ambiciones.  La falta de una de ellas genera un enorme vacío. Nuestra paz interior proviene de un adecuado balance, que da sentido a nuestra existencia. El tercer pensamiento presentado tiene que ver con la ética y las decisiones y caminos que tomamos. “Es fácil. Haz siempre lo correcto”, dijo.  Finalmente, la cuarta reflexión tiene que ver con nuestra actitud diaria.  Hizo hincapié en que disfrutemos la vida, seamos optimistas y mostremos a las personas que realmente nos importan. Instó a los presentes a no desparramar bilis, amargura o resentimiento. Si uno disfruta lo que hace, las personas también se divertirán estando a nuestro alrededor.  Cado uno debe escoger cómo vivir y cómo relacionarse con los demás.

Last modified: 01/02/2019