El Hospital de Ojos y Oídos “Dr. Rodolfo Robles Valverde” es uno ellos.
Muchas veces dudamos de la institucionalidad del país y de la calidad de los servicios que prestan las distintas entidades. Muchas organizaciones han surgido gracias al servicio comunitario y al liderazgo de guatemaltecos que, de manera comprometida y voluntaria respaldan programas a favor de la población, especialmente de los más necesitados. Es imperativo que coloquemos el reflector sobre aquellas instituciones que funcionan adecuadamente y que aprendamos de las mejores prácticas para promoverlas y replicarlas.
El Benemérito Comité Pro Ciegos y Sordos de Guatemala, es una institución privada no lucrativa fundada en 1945, que ofrece servicios médicos, educativos y de rehabilitación. Realiza una labor encomiable, que ha beneficiado ampliamente a los guatemaltecos, sin discriminación alguna. Está conformado por 36 programas y servicios, los cuales cuentan con la apoyo de 642 colaboradores. Su fuente primaria de financiamiento son los fondos que genera la venta de billetes de Lotería Santa Lucía, así como las cuotas razonables que pagan aquellos pacientes con la posibilidad de hacerlo.
La división médica del Benemérito Comité incluye ocho centros hospitalarios ubicados en Guatemala, Quetzaltenango, Alta Verapaz, Chimaltenango, Retalhuleu, Zacapa, Santa Rosa y Chiquimula. Todos están equipados con tecnología de última generación y cuentan con personal calificado para garantizar una excelente atención, diagnóstico y tratamiento de las patologías visuales y auditivas que presentan los pacientes. Además, en el Hospital de Ojos y Oídos “Dr. Rodolfo Robles Valverde”, ubicado en la ciudad capital, se encuentra el Instituto de Ciencias de la Visión (ICV), reconocido a nivel internacional por la preparación académica en oftalmología y sus diferentes especialidades que ofrece a médicos nacionales y extranjeros. Sin duda, es un lugar fuera de serie. Su eficiente trabajo ha beneficiado a miles de personas. Es importante que los guatemaltecos conozcamos sobre su existencia y excelente funcionamiento y respaldemos su labor.
Hace unos meses tuvimos un problema en casa, vinculado con la mordida de un perro, que nos llevó a conocer dicho centro. La situación ameritaba un seguimiento urgente, pues no se sabía la seriedad de la herida causada en el ojo derecho. Se contactó al oftalmólogo de la familia, quien casualmente se hallaba en el hospital de ojos y oídos de la zona 11. Hizo ver que se tenía varias opciones, pero que era conveniente tomar acción inmediata, por lo que recomendó ir al Hospital Rodolfo Robles, altamente especializado en este tipo de casos. Por cierto, después nos enteraríamos que la mordida de perro es una de las situaciones que con mayor frecuencia se reportan.
Pese a la seriedad de la mordida, afortunadamente la misma no causó daños irreparables al ojo. La intervención duró poco más de tres horas, pues la atención conllevó el cierre de una herida de dos centímetros en el párpado y otra menor abajo del ojo, así como la reparación del lacrimal superior. Desde el primer contacto con el personal del hospital, fue evidente no sólo la efectividad de los servicios que prestan, sino la capacidad y calidad humana de los médicos, enfermeras y técnicos que laboran en el mismo. Encontramos doctores jóvenes de varios países de la región, quienes se están preparando en las técnicas más avanzadas. Más adelante nos enteramos que ahí se tiene la mejor unidad de cirugía reconstructiva de ojos de Centroamérica. Una característica en todas las unidades de servicio del hospital es la esmerada y adecuada atención que prestan a todos sus pacientes, de procedencia y situación socioeconómica muy diversa. Es un sito que funciona bien.