A partir de la situación ocasionada por el COVID-19 han surgido una serie de interrogantes acerca de la influencia sobre el ambiente, que han tenido las medidas de restricción tomadas por distintos países a nivel mundial. En esta segunda parte te compartimos algunas reflexiones a partir de estas preguntas.
Puedes consultar la primer parte de esta entrega aquí.
Ecosistemas
Con las medidas tomadas por la pandemia, la mayoría de ecosistemas del país no han experimentado impactos positivos que sean significativos para tener un efecto a largo plazo. Por ejemplo, los procesos de contaminación de los lagos Amatitlán y Atitlán no se deben a intensidad de visitación turística, la cual disminuyó significativamente con la pandemia, sino a procesos a nivel del territorio. Procesos como la descarga de aguas residuales por producción doméstica, industrial y agropecuaria han seguido su curso durante esta crisis. De igual forma, los ríos siguen recibiendo las descargas de desechos sólidos y líquidos provenientes de uso doméstico e industrial.
Vida silvestre
En cuanto a los avistamientos de vida silvestre, como en el caso de los delfines en Río Dulce, Izabal, es importante aclarar que, según técnicos del CONAP, esto es algo común que pasa aproximadamente cada dos años. Esto debido al ingreso de corrientes saladas del mar que se mezclan con el agua dulce generando nutrientes, lo cual provoca que los animales entren al río a buscar alimento.
Sin embargo, debido a la disminución de turismo y tráfico acuático se ha reportado acercamiento de animales como manatíes a algunos muelles y áreas pobladas donde en condiciones normales no es recurrente verlos. Este sí es un evento positivo ya que las especies se acercan al no sentirse amenazadas, producto del aislamiento social y a la reducción de actividades.
Además, los avistamientos de vida silvestre en Tikal como jaguares, pizotes, monos aulladores, entre otros, puede deberse además de la reducción de visitas al parque, a la necesidad de los animales de buscar refugio y agua, debido a los recientes incendios en la región.
Áreas protegidas
En referencia a las áreas protegidas como Tikal, el COVID-19 puede tener efectos tanto positivos como negativos. Por un lado, el aislamiento social puede representar un respiro para los ecosistemas al reducirse la presión humana en dichos ambientes.
Sin embargo, las actividades ilegales como caza ilegal y tráfico de vida silvestre, siguen estando presentes y con mayores retos para controlarlas, debido a la reducción presupuestaria y de ingresos económicos por la ausencia de turismo. De allí la importancia del fortalecimiento del manejo de las áreas protegidas del país, la conservación de las mismas y el control de las amenazas para la biodiversidad en el territorio, tales como la cacería, incendios forestales y deforestación para ganadería o actividades agrícolas.
Recomendaciones para disminuir el impacto en el ambiente
- Reduce el consumo de papel y plásticos, escogiendo productos que vengan en envases retornables o 100% reciclables (aluminio y/o vidrio).
- Elige comprar productos agrícolas nacionales (vegetales y frutas) en mercados o supermercados, especialmente que no estén empacados en plástico.
- Usa la electricidad con mayor prudencia. Sobretodo ahora que pasamos tanto tiempo en casa, procurando no dejar encendidas las luces y desconectar aparatos que no se estén usando.
- Si tienes un área verde en casa, enriquécela sembrando plantas que ofrezcan flores o frutos que puedan servir de alimento a aves, ardillas, mariposas y abejas; eso ayudará a mantener el equilibrio ecológico.
- Es fundamental repensar nuestra relación con la naturaleza, con una visión más holística e integral; entendiendo que en el ambiente todo está relacionado y que si alteramos una parte del sistema nos puede repercutir a todos.
- Seamos más conscientes con el uso de los recursos naturales, ya que el surgimiento de pandemias se debe en parte a la explotación desmedida de los mismos.
- Utiliza el agua con medida, no laves la ropa en exceso y no dejes abierto el chorro mientras te bañas o lavas las manos. Cuando nos lavamos las manos, cada 20 segundos utilizamos aproximadamente dos litros de agua. Esto multiplicado por la cantidad de personas y cantidad de veces al día en que lo hacemos (ahora son más por las medidas de higiene relacionadas con la pandemia), representa un alto consumo de este preciado recurso.
Este es un llamado para reflexionar sobre el impacto que está dejando esta pandemia en el ambiente del país y el mundo entero. Búscanos en redes sociales como CEAB-UVG para estar al tanto de nuestro blog Ambiente+COVID.
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