Escuelas y pandemia: de vuelta a clases

Escuelas y pandemia: de vuelta a clases

El compromiso de nuestra sociedad con la educación.

Los estudiantes vuelven a clases formales en las aulas, luego de ausentarse desde marzo del 2020, cuando surgió el primer caso de COVID. La educación es uno de los sectores que más se vieron afectados por la crisis de salud. Vemos con gran expectativa el progresivo retorno de todos los centros educativos oficiales y de buena parte de los colegios a la presencialidad, luego de la ausencia física de millones de niños y jóvenes por casi tres años. Muchos investigadores han resaltado el tremendo impacto que este fenómeno ha tenido en los aprendizajes de los estudiantes, muchos de los cuales no pudieron acceder a recursos para continuar adecuadamente su formación. No solo es algo que afecta a los involucrados, sino que acentúa las enormes brechas de cobertura y calidad, preexistentes en nuestro sistema educativo.

Lamentablemente, aunque una pequeña parte de los estudiantes contaron con los recursos y el acompañamiento para un adecuado seguimiento a distancia o híbrido, debemos reconocer que un altísimo porcentaje no tuvo los medios para continuar el proceso satisfactoriamente durante esta etapa. La falta de acceso a tecnología, recursos digitales y conectividad, por ejemplo, impidió una oportuna y certera continuidad de labores durante la pandemia. Esto no es único a Guatemala, pues muchas naciones enfrentaron un desafío afín. De hecho, aun en aquellos casos de localidades más aventajadas, en que se contó con recursos adecuados y oportunos, se registra un rezago en los aprendizajes y en el desarrollo de las competencias de los estudiantes. No sabemos todavía el impacto que esta interrupción tendrá en los próximos años.

Qué hacer para recuperar el tiempo perdido debiese ser el punto focal del esfuerzo de todos. Es claro que los indicadores antes de la pandemia ya evidenciaban serias limitaciones en la educación nacional. Ahora, no sólo se trata de enmendar la plana e identificar modalidades innovadoras, más efectivas y pertinentes, sino de hacerlo de forma acelerada, pues las brechas se han abierto aún más en este impase. Por ello, los guatemaltecos debiésemos revisar nuestras decisiones para que la educación, que siempre debió estar en un pedestal, reciba la debida atención y cuente con todos los recursos para tomar un camino renovado, que asegure que todos los niños y jóvenes, sin discriminación, reciban la atención que merecen, que se traducirá en el mejoramiento de su calidad de vida, la de sus familias y la de las comunidades a las que pertenecen.

Lamentablemente, pronto hemos perdido de vista la relevancia del retorno a clases y las oportunidades que ello presenta. La lupa se usa de inmediato para magnificar las carencias del sistema e identificar culpables. Una cacería de brujas no conducirá a nada constructivo. Seguramente, las autoridades educativas, los directores de los centros educativos y los profesores juegan un papel protagónico para asegurar que este regreso sea efectivo y de resultados. También ellos tuvieron un rol primario en la preparación del regreso a la presencialidad, pero debemos reconocer que, si idear e implementar estrategias que funcionen siempre cuesta, hacerlo durante la pandemia fue especialmente complicado.

Lo más importante en esta coyuntura es celebrar el regreso a clases y trazar rutas para que las cosas marchen mejor. Debemos tener presente que la responsabilidad de que la educación sea un motor potente, que conduzca al desarrollo, es una responsabilidad ciudadana de primer orden, que nos involucra a todos. Que los centros educativos cuenten con una buena infraestructura y con condiciones adecuadas de higiene y salud, que los estudiantes cuenten con los medios que favorezcan los aprendizajes esperados, que los docentes estén debidamente preparados y que se cierre la brecha digital no es solo competencia del Ministerio de Educación. Exige el compromiso y la participación de todos los sectores de nuestra sociedad. Todos podemos contribuir de alguna manera.

La pandemia dejó lecciones valiosas. Una de ellas es que debemos sumar nuestras fuerzas para que la educación funcione bien. Que este retorno a clases, en medio del arranque de la agenda electoral, eleve el volumen y hable con elocuencia, para que todas las plataformas incluyan prioritariamente este tema en sus propuestas y planes de trabajo. Ojalá todos logramos trabajar de la mano con el Ministerio de Educación para solventar las necesidades pendientes e impulsar nuevos esquemas, que den una pronta respuesta a las grandes deudas que como sociedad tenemos en cuanto a la educación de nuestros niños y jóvenes.

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Last modified: 23/02/2023