¿Alguna vez has dicho algo que contradice lo que piensas? ¿En algún momento has compartido algo en redes sociales y luego haces algo muy diferente a lo que compartiste? ¿Has tenido amigos que hacen algo muy distinto a sus pensamientos? Sí tu es respuesta es sí, has experimentado la tan famosa disonancia cognitiva. ¡Continúa leyendo para conocer de qué trata una de las teorías más interesantes de la Psicología Social!
¿En qué consiste la disonancia cognitiva?
Cuando descubrimos que estamos haciendo algo que contradice alguna de nuestras creencias o diciendo algo que contradice algo que hicimos, la incomodidad que provoca esa inconsistencia es la disonancia cognitiva.
La Dra. Sara Estrada, directora de la carrera de Psicología en UVG, explica que la teoría se basa en que los seres humanos tenemos la necesidad de sentir que somos consistentes en nuestras creencias. Es decir, los seres humanos necesitamos sentir concordancia entre lo que pensamos, decimos y hacemos.
Al notar que estamos haciendo y pensando dos cosas que están en conflicto, nace una motivación para resolver dicha inconsistencia. Según la Dra. Estrada, estas soluciones incluyen las racionalizaciones, trivializaciones o el cambio de creencias o comportamiento con el objetivo de volver a ser consistentes.
Es momento de aterrizar el concepto
La disonancia cognitiva es más común de lo que creemos y nos sucede cada vez que experimentamos un conflicto. Un ejemplo relevante para esta época es el siguiente:
Por un lado, sabemos que quedarse en casa es lo más importante para evitar el contagio de la COVID-19, sin embargo, puede que existan diversas motivaciones para salir de casa. Entre ellas podemos mencionar ir a visitar a familiares, ir de compras al supermercado, hacer deporte o salir a compartir con nuestros amigos.
Es allí en donde se encuentra el conflicto: queremos salir, pero sabemos que no es recomendable. En ese momento tendemos a usar diferentes tipos de racionalizaciones y justificaciones para creer que es conveniente. Ejemplos de estas justificaciones pueden ser: solo saldré una vez, me he portado bien, todos van a usar mascarilla, etc. Dichas racionalizaciones o justificaciones son útiles para recuperar la percepción de que no nos estamos contradiciendo ni estamos siendo irresponsables.
¿Cómo logramos ser congruentes?
Muchas veces el problema no es la justificación o trivialización que utilizamos para sentirnos congruentes si no las consecuencias y el riesgo que provocan nuestras decisiones.
La Dra. Estrada recomienda que, que la disonancia cognitiva no nos lleve a tomar decisiones riesgosas o perjudiciales, debemos volvernos más conscientes y preguntarnos: ¿Por qué estoy pensando eso? ¿Por qué lo creo? ¿En qué evidencia me estoy basando? ¿Realmente es lo que nos dice la ciencia o lo pienso solo porque me conviene? ¿Es congruente lo que haré?
Te invitamos a poner en práctica estas preguntas para lograr un mejor bienestar. ¡Ahora ya sabes lo que debes hacer cuando te encuentres en una situación similar!
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