Un fenómeno que no es nuevo: las mujeres en el crimen organizado
Dr. Soto ¿cómo nace este fenómeno?
El origen de la participación de la mujer en el crimen organizado nos puede remontar al México de los años treinta. En ese momento Ignacia Jasso “la nacha” asume el control y mando del tráfico de drogas en Ciudad Juárez después de la muerte de su esposo Pablo González. La pareja en los años veinte logró el control de drogas principalmente de marihuana y morfina en esta zona fronteriza al eliminar a sus rivales, ese fue el caso con el que nace todo.
¿Cómo ingresan las mujeres al crimen organizado?
A la fecha, la mujer ingresa al crimen organizado de diferentes maneras. En algunos casos lo heredan de familia, otras se abren camino enfrentándose a sus rivales hasta llegar a controlar toda la estructura, o bien, es por la misma estructura que operan en las organizaciones criminales.
Insisto, la mayoría de estas mujeres son humildes, provienen de hogares destruidos por las drogas o el alcohol. Son mujeres abusadas física, psicológica y sexualmente por algún miembro de la familia y solo en la calle encuentran la protección o el consuelo a tanto dolor.
Muchas de estas mujeres tienen la necesidad de prostituirse como último recurso para poder sobrevivir. También son reclutadas por algún grupo criminal dedicado a la explotación sexual. Sin lugar a dudas, estas mujeres que se convierten en las esposas, amantes o novias de los miembros de grupos delictivos no la pasan bien.
Hemos oído hablar del fenómeno de las buchonas ¿esto qué significa?
Por curioso que resulte, el término hace referencia en el diccionario de la real academia de la lengua española, a que un buchón o buchona es un palomo o paloma que se distingue por inflar el pecho.
En Culiacán y en otros Estados del norte de México, este fenómeno ha generado que existan mujeres que les agrade o les llame la atención ser “buchona”. Algunas mujeres que declaran abiertamente ser una “buchona” explican que el origen de la palabra está más relacionado con un “estilo de vida”. Por lo regular son mujeres de cuerpos estéticamente muy atractivos, en muchos de los casos son sus parejas las que invierten grandes cantidades de dinero para esculpir.
Además, una “buchona” no escatima en comprarse ropa de marca, joyas, accesorios, autos de lujo, en fin, todo lo que implique una posición económica superior a sus rivales féminas. Les gusta presumir su poder adquisitivo en redes sociales debido a su origen humilde, esto genera en ellas una necesidad de aceptación y admiración.
Por último ¿cómo se refleja la participación de la mujer en el crimen organizado de México?
Se da desde hace años, por lo que el fenómeno de la participación de esta en hechos delictivos, de alto impacto, no resulta novedoso. Uno de los factores en donde se evidencia es en los orígenes casi coincidentes en el sentido de su ingreso, en donde muchas de estas mujeres tienen como un inicio los vínculos amorosos.
Otro factor es la necesidad que orilla a las mujeres a llevar un sustento económico a sus casas y sus familias. Este las convierte en presa fácil del sexoservicio que las orilla posteriormente al ingreso a los grupos criminales.
A pesar que este fenómeno no es nuevo en México, merece darle seguimiento y continuidad para poder entenderlo, explicarlo, prevenirlo y combatirlo. La mujer ha destacado en muchos ámbitos que antes eran exclusivos de los hombres, desgraciadamente también han destacado en ámbitos exclusivos de la violencia extrema.
*Si te interesa conocer más del tema puedes consultar la aquí la investigación completa de Jesús Soto Santiesteban.
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